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5 pilares de la acción evangelizadora eficaz
En Formar Apóstoles creemos que existen 5 pilares de la acción evangelizadora eficaz. Son principios que aprendemos del Evangelio, de la vida de los Apóstoles y de la historia de la Iglesia. Te los queremos compartir para que los puedas aplicar con tu grupo o parroquia en todos tus apostolados.
Intencionalidad
Mateo 4, 19
Jesucristo tenía muy claro su objetivo. Él vino a iniciar una cadena interminable de discípulos que luego hicieran más discípulos. Esta, de hecho, fue la invitación que le hizo a los primeros: "síganme y los haré pescadores de hombres" (Mateo 4, 19).
Sabiendo que tenía solo 3 años a su disposición, fue muy intencional en todo lo que hizo: llevó a cabo un plan perfecto de discipulado, sostenido con palabras y milagros; estableció relaciones personales y cercanas con cada apóstol; corrigió a sus doce cuando fue necesario, etc. Él sabía que no había tiempo que perder.
Fue por eso que, al final de su vida terrena, Jesús logró mandarlos con éxito a transformar el mundo y llenar el cielo: "¡Vayan y hagan discípulos a todas las naciones!" (Mateo 28, 19). No improvisó nada.
Proceso evangelizador
Mateo 13, 3-9
Jesucristo vino a la tierra con el propósito concreto de hacer discípulos. Pero, ¿qué plan siguió para llevar a cabo esta meta?
Así como el sembrador salió a sembrar (cf Mateo 13, 3-9), así también el apóstol sale a evangelizar. El testimonio de coherencia que yo le doy a mis amigos los fines de semana, el pan que comparto con el vagabundo en la calle, el consolar al familiar herido que necesita escuchar del amor infinito de Dios, el participar en las oraciones y en la formación con mi comunidad... todos estos son elementos imprescindibles de una única realidad más grande: el proceso de la evangelización. Y los primeros apóstoles fueron descubriendo todos los pasos de este proceso, mientras iban plantando la Iglesia en todo el mundo.
"La evangelización es un proceso por el que la Iglesia, movida por el Espíritu Santo, anuncia el Evangelio que se difunde por todo el mundo" - Directorio para la Catequesis #31.
Persona a persona
Marcos 9, 30-31
En sus 3 años de ministerio, Jesucristo desarrolló la mayor parte de su trabajo evangelizador según el principio de “persona a persona”: escogió a pocos, estableció una relación personal muy cercana con cada uno y los formó en profundidad. Y ya cuando estuvieron bien formados gracias a sus enseñanzas y ejemplos, los envió a replicar ellos mismos esta experiencia.
A veces dedicamos nosotros mucho tiempo en predicaciones a grandes grupos y retiros multitudinarios. Eso está bien. Sin embargo, en el Evangelio vemos que Jesucristo, además de predicar a multitudes, invertía la mayor parte de su tiempo al trabajo artesanal de modelar uno a uno sus doce.
Si lo vemos en perspectiva, Él formó solo a 12 apóstoles en 3 años. ¡Doce! Proporcionalmente formó 4 apóstoles al año, 1 cada 3 meses. ¡Y era Dios! En esta misma línea, algunos estudiosos señalan que en los Evangelios encontramos 17 veces a Jesucristo enseñando a la multitud, mientras que aparece más de 45 veces formando exclusivamente a sus discípulos.
Mentalidad kerygmática
Romanos 1, 16
Kerygma significa en griego “anuncio”, “proclamación”. En la Iglesia, hemos reservado el término Kerygma (o “primer anuncio”) a todo discurso utilizado para anunciar la Buena Noticia que revolucionó al mundo. Es la herramienta básica en nuestra labor como apóstoles.
Juan sintetiza el Kerygma, la buena noticia, en esta frase: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna” (Juan 3, 16). Y el Papa Francisco resume así todo el contenido de este primer anuncio: “en la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte»” (Evangelii Gaudium, 164).
Tener mentalidad kerygmática implica compartir constantemente el primer anuncio, en todo lo que hacemos y en todas nuestras conversaciones.
Liderazgo multiplicador
2 Timoteo 2, 2
“Y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos, confíalo a hombres fieles que sean capaces a su vez de instruir a otros” (2 Timoteo 2, 2). Aquí San Pablo nos muestra que él tenía puestos sus ojos hasta la 4ta generación de discípulos después de él.
¡Qué visión! La meta de San Pablo no consistía solamente en hacer discípulos al rededor suyo. Más bien los formaba en profundidad como apóstoles, para que ellos, a su vez, hicieran nuevos discípulos. Así él pudo alegrarse siempre al constatar la fecundidad de sus discípulos, mediante una clara acción multiplicadora.
El P. Rafael y Moni hicieron un video hablando de 5 principios más que pueden ayudarte a tener una evangelización eficaz. ¡Chécate este video!